domingo, 2 de agosto de 2009

Nina Berberova, El subrayado es mío




Esta extraordinaria escritora rusa nació en San Petesburgo, en 1901 y murió en 1993 en Filadelfia. Siendo todavía muy joven, en los inicios de la revolución comunista, se exilió, como muchos de sus colegas, junto a su primer esposo, el poeta Jodasiévich, algo mayor que ella, primero en Alemania y luego en Francia.
A diferencia de otros exilados, como Nabokov -a quien por cierto, Berberova admiraba y a quien conoció superficialmente- procedentes de familias aristocráticas, la vida de esta escritora en la Europa de la posguerra, y luego, de la Segunda Guerra, no fue para nada sencilla. Entre la pobreza, el hambre, el desarraigo, la enfermedad y el deseo, y una inquebrantable voluntad de escribir.
Como ella misma relata en esta autobiografía escrita hacia el final de su vida, en los Estados Unidos, pasó veinte años en Rusia, casi veinticinco en Francia y unos cuarenta en Estados Unidos, donde, finalmente, de manera tardía, fue reconocida en su trabajo literario.
El subrayado es mío
"no es un libro de recuerdos", nos advierte Nina (Berberova, Nina, Nina Berberova. El subrayado es mío, Circe, Barcelona, 1980, p. 13). "Aquí hablaré de mí principalmente, de mi infancia, de mi juventud, de mis años de madurez y de mis relaciones con los demás. Mi pensamiento vive simultáneamente en el pasado como memoria y en el presente como conciencia de sí mismo frente al tiempo." Amiga de Gorki, Pasternak, Jakobson y Prokófiev y autora de obras como La acompañante, La peste negra, Las damas de San Petesburgo y de biografías
varias (Chaikovski, 1936; Borodín, 1938, Alexandr Blok y su tiempo, 1947), vale la pena leerla, no sólo por su intínseco valor literario, sino por el recorrido, personal y valiente, que ella hace en esta obra acerca de la literatura, la música y el arte ruso y europeo en general, y las anécdotas, muchas veces dolorosas, de las vidas de muchos de los intelectuales que formaban su círculo social.




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