viernes, 16 de abril de 2010

La Pista de Hielo, Roberto Bolaño

"Lo vi por primera vez en la calle Bucarelli, en México, es decir en la adolescencia, en la zona borrosa y vacilante que pertenecía a los poetas de hierro, una noche cargada de niebla que obligaba a los coches a circular con lentitud....", así comienza,por boca de uno de los narradores, Remo Morán, La pista de Hielo, de Roberto Bolaño.
Esta, la primera, es una de las varias versiones del crimen que ha ocurrido en el Palacio Benvingut (nombre catalán que significa Bienvenidos), en la ciudad costera de Z, España. Así, sin casi darnos cuenta, ya estamos completamente inmersos en la trama que construye Bolaño, con su maestría y gran sentido del humor (a veces feroz), en esta novela negra y polifónica. Desde el principio necesitamos seguir leyendo: no sólo queremos saber de qué crimen se trata o quién es el culpable, no podemos dejar de leer y acompañar a cada uno de los personajes, los tres que narran casi como en una confesión y los que son narrados, mientras un destino trágico se va imponiendo a cada uno de ellos, inexorable (novela negra al fin) como el avance de la construcción secreta e ilegal de la pista de hielo.
¿Quiénes son? Una joven y hermosa patinadora de nivel olímpico; un pobre mexicano que trabaja de vigilante nocturno en un camping (como el mismo Bolaño hizo) y se enamora de una chica enferma e indigente; un poeta chileno que administra un barsucho y un hotel; su ex esposa, idealista asistente social del municipio.
"Todos estamos acostumbrados a morirnos cada cierto tiempo", sentencia Enric Rosquelles, funcionario municipal encumbrado, vanidoso y autoreferente,"y tan poco a poco que la verdad es que cada día estamos más vivos". ¿Hay en el nombre de este personaje un chiste casi privado y bien argento del chileno Bolaño? No lo sé. Pero es él, precisamente, quien con mayor afán intenta enroscarnos a lo largo de su relato, como lo ha hecho con la bella patinadora de la que se ha enamorado, Nuria, como lo hace con su jefa y promotora, la alcaldesa Pilar.
Hay en esta novela, como en otras obras de Bolaño, cierta nostalgia del arte como sinónimo de valentía ética, valentía amorosa y valentía política que lleva siempre las de perder, no en vano dos de sus narradores son (o han sido) poetas y escritores latinoamericanos y son, cada uno a su modo, marginales; de crítica a la izquierda europea, vieja, aburguesada y mediocre; del periodismo mediático, que pretende erigirse en juez de todos; de peruanos, chilenos, mexicanos, argentinos, haciendo laburos de mierda para los ricos social-demócratas españoles.
Y mientras tanto, la trama avanza, con datos que envían hacia el pasado o brindan pistas hacia el futuro (el real y el deseado), en esta red de amores y desamores, amistades que han perdido su sabor y la vida turística en las calles y el camping de Z.
Ganadora del premio de Narrativa Ciudad de Alcalá de Henares en 1993, , ha sido reeditada por Anagrama en 2009, 200 páginas.

Enlaces interesantes acerca de esta novela:


2 comentarios:

Ruth dijo...

Linda crítica, no lo leí, quiero! me diste ganas. Besos amiga

Palabrascromáticas (Cintia Rogovsky) dijo...

Ya te dije, te la presto. Te lo has ganao!