sábado, 18 de enero de 2014

La chica de ninguna parte

Soy la chica de ninguna parte,
la extraña,
la que no aprendió a portarse bien ni a relajarse ni el yoga ni la meditación ni a ganar dinero ni el mandato ético del mundo de hoy: "sé exitoso o matate".

Soy el niño palestino que vuela por el aire sin entender por qué es peligroso perderse lejos de los muros por seguir el vuelo de una mariposa de colores.
Soy  M, que anda bajo el sol de enero con una bicicleta pinchada arrastrando un carrito con los restos de los naufragios del barrio, sin saber muy bien a dónde volver.

La joven artista que una vez trepó a la cima de colores, embriagadora, absoluta, y derrapó hasta reventarse contra la nieve silenciosa del final, como si fuera un personaje de una novela de soledades y desencuentros.

Soy  la anciana que va por acá y por allá preguntando por su nieta, mientras en el cielo se forma una nube negra.
Soy la madre que no puede dejar de llorar a su hijo.
Soy la otra, la que que no elegiste, la que se prende fuego de amor y de odio.
Soy.
Los peces pequeños que terminan engullidos por los depredadores más voraces. 
Las notas que desentonan.
La que no aprendió a rezar pero igual reza.
La que no sabe cantar pero igual canta.
La que sabe, piensa y siente el encantamiento eterno que atesora el instante de un nacimiento.
La que se deja flotar en el agua como si el mundo fuera justo.
O por lo menos, íntimo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero una a una las entradas de tu blog. Las críticas -comentarios literarios son una buena guía para rumbear entre una selva de libros. Pero me gustan aún más tus textos. Me permití compartir éste - con todas las menciones el caso - en mi blog.

Palabrascromáticas (Cintia Rogovsky) dijo...

Pero muchas gracias, tu blog también es muy interesante!

vodka dijo...

aun las cronicas copiadas son un autoretrato!.
y el blog tiene la tension de lo egocentrico con el sueño colectivo.

Anónimo dijo...

Gracias por el elogio, Cintia. La idea - aún lo siento en etapa embrionaria - va tomando forma. Y sí, Nilda, por aquí encuentro mucho en lo que me reconozco. Como en tantas cosas, con las auto-referencias comienza el proceso de la universalidad. (Esto último es palabra de lega, nomás)