sábado, 31 de mayo de 2014

Criaturas con una insaciable sed de absoluto

Abby Diamond, acuarela
Saudades de lo que no existe ni existió//
alivio de de haber muerto para esas criaturas que son como las heroínas de las novelas del siglo XIX:
esclavas de una "insaciable sed de lo absoluto".//
Juegan con nosotros (a la mamá, al papá; al amante, al novio, a la hermana mayor, al hermanito y a la hermanita, a la pobrecita  y al desahuciado, al loco y al falopero, al tío, al compañero, al cuñado, a la amiga, al jefe, al cura  y al profeta, al revolucionario y al admirador, a la maestra.)//
Juegan.//
Somos sus ositos de peluche, sus marionetas, sus personajes de cuentos de hadas.//
Si tan solo levantamos la cabeza y nos negamos a ser bebidos para calmar su sed ilimitada//
nos pisarán como a cucarachas
nos aplastarán entre sus garras como a pájaros a punto de emprender el vuelo.
Puede que monten escenas de gritos y de llantos y de violencia
como si fueran Emmas Bovary o Anas Karéninas o Sabinas Spilrein o Doras o Albertinas en fuga
pero sin gracia, ni magia ni poeta que las escriba.
También utilizan el estilo del hielo:
nos asustan con sus silencios y desmayos,
con sus muecas de sonrisas de máscaras de teatro
Abby Diamond, acuarela
y con su gélida indiferencia con la que construyen entre ellas/os y lo que de humanos tenemos
un glaciar.
Nos asustan si las reconocemos en nosotros
si sospechamos que han hecho de nuestra voluntad de vivir apenas una nostalgia//
y nos dejan sobre la fría superficie de la morgue o el quirófano
y se alejan sin mirar atrás sobre sus hombros
después de haber exprimido de nuestro cuerpo abandonado hasta la última gota de sangre.//

Saudades de lo que no existió
del amor que no me tuviste
de los pájaros a punto de emprender el vuelo
de las palabras como mantras en esa lengua materna que siempre lastima
sobre todo las que nunca se pronuncian.


lunes, 26 de mayo de 2014

Amarguras

En la Habana vieja, según capta sin simulacros el recorte subjetivo de la fotógrafa, la Amargura se cruza con la Calle de los Mercaderes. ¿Hace falta decir algo más?
Foto de Elisa Urtubey

domingo, 25 de mayo de 2014

"Ecce homo. Construcción Almafuerte", impresión de una espectadora en vértigo

Uno
"Ecce homo. Construcción Almafuerte", se llama la obra de Nelson Mallach*, estructurada en cuatro partes que llamaré aquí "fragmentos":
1/ trémolo o la búsqueda de Dios-poética-epígrafes-¿Dios?
2/ la mujer o el desamor
La hora trágica
la sublimación
lo amargo
3/ el temor al muerto o la construcción
deconstrucción
reconstrucción
4/ el deterioro o la esperanza.
Como no sé de teatro (acá pueden leer una crítica), comparto acá sólo una impresión en estado vertiginoso:
Ecce Homo, he aquí Pedro Bonifacio Palacios.
Ecce homo, este es Almafuerte.
Ecce homo: estos son los pedazos, las partes del todo, la obra de la obra de la obra, la relectura y la reinterpretación...
Ecce homo, somos modernos. Creemos en los mitos.
Ecce homo, somos modernos, rechazamos los mitos.
Ecce homo: somos platenses,
Ecce homo:¡hagan de él lo que quieran, crucífíquenlo, deifiquen!Háganse cargo, señores espectadores, he aquí el hombre.
Dos: fragmentos que vi y escuché
La escenificación es en el Museo "Almafuerte", avenida 66, ciudad de las diagonales y mucho más. Los materiales, la técnica: recursos de diversos lenguajes que construyen una propuesta estética que nos atrapa desde el principio en ese vértigo de cuerpos que se exigen, corren, se cruzan, se rozan, se desean, se rechazan, se ven, se ignoran;
Se miran de reojo, se intuyen, se sospechan; se miran en lo profundo del alma, se miran sin verse, se comen con la mirada, se cogen con la mirada, se abandonan sin verse...Se hacen mirar, no nos dan tregua, se hacen mirar, se hacen escuchar, se hacen...se construyen.
Vértigo de voces que recitan fragmentos de poemas, como si toda la obra fuera una suma de fragmentos,
como fragmentada aparece detrás de los vidrios de las puerta-ventanas la proyección, corto que narra en fragmentos de tres voces de cuatro escritores (Mallach, Fernández Berro, Tarruela y Almafuerte leído y reescrito por los otros)
Vértigo del texto, más la inquietante música de Eugenio Demarchi...
Somos posmodernos, el arte se construye de fragmentos, como nuestra memoria....

Tres: fragmentos de los pensamientos que se sienten
¿Pero qué totalidad evocan esos fragmentos, texturados de palabras y cuerpos, actuados, vociferados, filmados, musicalizados, leídos, interpretados?
¿Es posible que estas artes del fragmento anuncien el fin de la unidad de sentido de "el arte"?¿Es que la historia que así se nos narra, en fragmentos, debemos completarla nosotros, con ese nerviosismo que nos causa todo el movimiento, la agitación, las palabras? ¿Es posible escribir sin documentar, sin testimoniar, sin aportar las huellas, los fragmentos, las pruebas?
La modernidad se expresa en el aparato del museo (Déotte, 2013). Se mira en el espejo de los fragmentos de los archivos y las biografías, y los espectadores curiosos hurgamos, espiamos, somos voyeres de lo que no escribe el que escribe, de lo que no importa, o sí.
De espiar a esos habitantes de la "raza de los nerviosos", como dice V. Kociancih, perturbados, así estamos. Conmovidos, expectantes:
Yo no sé si el muchacho va a besar a la chica, o si va a besar al otro (¿al Otro?). No sé si va a seducirla, o va a violarla.
No sé si ella juega detrás de su mascarita con los corazones de sus admiradores y los convierte en rivales con la "inocencia" de su histeria o si es la marioneta en el juego del autor, o del Autor, o de los autores de los fragmentos que nos hablan y por los que somos hablados.
Y se me ponen los pelos de punta en la escena en que el cura viste y desviste a la estatua de la virgencita, magistralemente actuada por María Ibarlín y Julio Salerno: la violencia apenas contenida (¿del misógino?), del fanático ateo que sólo puede surgir de un creyente fanático, esa especie de hereje recién nacido, apenas devenido converso, tal vez, un perverso, por qué no...
Que erotiza y se erotiza con la estatua de la Virgen, consigo mismo, con el cuchillo del policía asesino de obreros anarquistas.
Sshhh,  no te metas con los bronces y los mármoles...
No busques las huellas de sus "convicciones/contradicciones", como dice el texto.
No hagas teatro de tanto teatro.
No digas que vimos un trío.
Como el trío de la tía, su novio, Pedro que los sorprende en la cama.
El trío de su madre muerta, su padre abandónico y él,  niño hecho (¿y echado?) a un lado.
Como el trío de Falcón, su fálico puñal de macho-matón-argentino,y  su amigo...¿Almadébil?
O el trío de dos hombres que se aman, y se odian, y detestan a la mujer a la que le escriben sus poesías.
Y a la que desean, quizá porque a través de ella se desean.
Sshhhhhh...
No digas si es el hombre, la vida, la obra, la palabra o el mito.
No digas si era un reaccionario, un resentido, un joven empobrecido que debió renunciar a su vocación y su deseo por la pintura y el dibujo,porque la vida es injusta y en el amor como en el arte la injusticia a veces es eterna. No hables así del escritor que no fue publicado en vida más que una vez.
No digas dónde hallarlo, en que antiguas casas de alto en 3 y 47, uno de los primeros hoteles de La Plata, donde algunos nacimos.
No digas que sos de los tantos platenses que hurgan en los misterios fundacionales de la ciudad masona y positivista,
No digas de las logias ni de lo ya dicho y desmentido e investigado y ocultado, no digas de tus sospechas, no digas que todo es hermenéutica, no digas, no veas, no sientas tanto porque puede hacerte mal la duda...
No digas que hay fiereza en su poesía, y que hay crueldad en la belleza de la palabra, no digas que lo que escribe puede ocultar, poner velos y ser mentira,
no digas 
que la verdad no existe, que apenas sospechamos,
no digas del baile de máscaras y los juegos de seducción de este trío con que el autor escribió la obra, en la que los actores ponen el cuerpo como si fueran: jóvenes y viejos, víctimas y verdugos, y frases de poemas que se lleva el viento, el mismo que agita la parra, las frondosas hojas de las plantas, que sacude en invierno las puertas de vidrio, que trae y lleva el nombre de Pedro, de su tía, de los cuadros que no pudo pintar, de los cuerpos que no pudo dibujar, de los hombres a los que no pudo entregarse y las mujeres a las que fue incapaz de gozar...
O no.


* Dirección, dramaturgia e investigación: Nelson Mallach; actores. María Ibarlín, Francisco Mendieta, Julio Salerno; diseño audiovisual: Sebastián Díaz, ver más



jueves, 22 de mayo de 2014

Máquinas para leer, algunas curiosidades y los funerales del libro según Vila Matas


"Lo encontramos en la Biblia, en la Eneida. 
Lo apocalíptico está en todas las civilizaciones y 
Códex Benedictus, siglo XI, fuente
Riba entiende que sólo puede ser ya tratado de forma paródica. 
Su funeral por la era Gutenberg es una fiesta. 
Después de todo, no hay entre la imprenta y lo digital 
un corte radical como nos quieren hacer ver, 
sino una continuidad" (Enrique Vila-Matas)*


1. La tekhné maravillosa del libro

Una de las tecnologías más exitosas de la historia humana
Torá
aún vigente, pese a los actuales debates acerca de su supervivencia y/o extinción, es la "máquina para leer", como llamó Robert Escarpit al libro.
La edición de libros está considerada la "más antigua de las industrias de comunicación de masas" (Gubern, 2010:42). Convivió durante siglos con una inmensa mayoría analfabeta, con dispositivos de la comunicación fundados en la imagen, usados sobre todo para la predicación religiosa y/o política. Quizá el ejemplo más extraordinario es el de la arquitectura, desde las pirámides a las misteriosas catedrales góticas con su sacralidad tectónica, su lenguaje de luces de colores, torres hacia el cielo, bóvedas de crucería, arbotantes, esculturas, pinturas iluminadas....
La escritura, en sus diversos soportes (algunos dejados de lado en la historia, otros que han perdurado) es una de las tecnologías del intelecto más potentes que se han creado.
Corán
Del pictograma al fonograma, de los soportes duros a los blandos o digitales (piedra, arcilla, papiros, pergaminos, papel, electrónicos), esta maravilla tecnológica incluye la dimensión estética, psicológica, política, religiosa.
Entre esas felices tecnologías incluyo la fabricación del papel,  que inventaron los chinos allá por el año 105 d.C, y difundieron los árabes, como tantos otros saberes, alrededor del año 751 d.C., luego de aprenderla de unos prisioneros chinos que atraparon en la batalla de Tales, cerca de Samarkanda. Según Gubern, instalaron la primer fábrica de papel en Bagdad en el 793, durante el reinado de Harun-al-Rashid, del que sabemos tan poco los occidentales ,que solemos creernos tan cultos.


2. Entre paréntesis: una fábrica de papel en Tecnópolis y un museo con máquinas de imprimir documentos en un Ministerio de Economía 

Fábrica de papel, Encuentro Federal de la
Palabra,
Tecnópolis, abril 2014
Entre paréntesis, debo decir que encuentro tanta belleza en el arte de fabricar papel, en su tekhné, como en el grabado, la reproducción sobre papel de fotografías y otras maravillas del arte reproductivo. Así que disfruté mucho que en el "Encuentro Federal de Palabra" (Tecnópolis 2014), hubieran montado una pequeña fábrica  de papel para que los visitantes pudiéramos observar el proceso y conversar con los  trabajadores-artesanos, dueños de los secretos de esta milenaria industria hoy desprestigiada, seguramente con algo de justicia, en nombre del ambientalismo.  Este problema, creo, tiene que ver con el sometimiento al capital, la dimensión de la explotación y de regulación del mercado, pero este es otro tema.
Grabadora Samay Fernández junto a prensa del siglo XIX, patrimonio
del museo del Ministerio de Economía provincia de Buenos Aires

Otro ejemplo que merece destacarse, para quienes compartimos esta admiración por la fabricación de papeles y otros soportes textuales, es el del Museo recientemente creado en el Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires. Allí además de la maravillosa bóveda original del tesoro y otras máquinas, vale la pena admirar las prensas y tipógrafos en las que se imprimían documentos, escrituras, cheques. Es decir: productos textuales que legitimaban propiedades, negocios, políticas: vidas privadas y construcción de lo público y colectivo. En ese edificio, además, se recurrió al muralismo, un lenguaje antiguo si los hay, que resignifica al artefacto tectónico. Hace del edificio, que representa en este caso la institucionalidad democrática de un organismo gubernamental en la capital provincial, un vehículo o soporte para que se inscriban los murales. Eso posibilita, mediante el lenguaje plástico, el diálogo con los ciudadanos que transitan el espacio público.


3. El poder de la cultura del libro

Códex Mendoza, México 1541
La escritura tiene una larguísima historia. Quizá data del 30.000 a. C. (Calvet, 2008:283)
El libro códice también tiene una larga historia, desde fines del siglo I. (Gubern, 2010: 41). Convivió durante siglos con otros soportes textuales, como los rollos, de origen egipcio.
Tuvo, por supuesto, sus antecesores y parientes, en la familia de las "superficies de inscripción de acontecimientos." (Déotte, 2013:27).
Desde "el Libro" -y todos los libros sagrados- a "los" libros; desde aquellos pictogramas sinópticos con los que los aborígenes americanos describieron y narraron el desembarco del conquistador Cortés -considerados por algunos los primeros cómic-; desde los primeros códex europeos a los libros electrónicos (e book), ya sea dentro de la galaxia Gutenberg o pos Gutenberg, los libros tienen el poder de maravillarnos. 
Todo el tiempo, cada día, como objetos de una perfección quizá insuperable. 
Incluso cuando ha sido herramienta del saber como poder (pero también del saber y del arte como espacio de libertad); o instrumento para someter o explotar a los "iletrados", "analfabetos", a los que Simón Rodríguez llamaba "desarrapados". Incluso cuando la libertad de escribir, editar y publicar siempre ha estado acotada (por las Iglesias, por los estados totalitarios, por las dictaduras, por el mercado). E incluso cuando ha sido el vehículo para imponer proyectos pedagógicos funcionales a políticas de exclusión y sometimiento; o modas funcionales al consumo, como publicidades.
Siempre algo escapa a esa lógica, ya sea por medio del arte, ya por su asociación con saberes populares de las técnicas de reproducción y edición, como el caso de las editoriales cartoneras.
"El libro no morirá", proclama Umberto Eco, invocando su eficacia tecnológica y afirmando que el libro es la herramienta más perfecta del hombre. 
Pero el Presidente de la Feria del libro de Frankfurt le responde, en ya conocida polémica de hace un par de años, que "‘Es más bien un soporte perfectible, que se puede transformar en otra cosa. Perfecta es la cuchara".
Si lo pensamos en términos literarios, de contenidos, Doris Sommer sostiene que "La literatura es material reciclado, pre-textos para hacer más arte. Yo aprendí esta destilación de toneladas de crítica literaria trabajando con Sarita Cartonera."

4.  ¿El libro morirá? Invitados a los funerales

Aunque Vila Matas nos invite en su novela Dublinesca (Seix Barral, 2010) a los funerales de los libros, organizados por Samuel Riba, un experimentado y exitoso editor retirado y en retirada, después de haber consagrado su vida y empresa a editar literatura de calidad y no lograr adaptarse a la ·"vulgaridad" contemporánea. “Una novela que, como el Ulises de Joyce, es una nostalgia de lo no vivido y una magnífica epopeya de la vida cotidiana”, según Juan Antonio Masoliver Ródenas, en "La Vanguardia".
Aunque todo esto sea apenas un boceto de lo que está ocurriendo en el campo editorial, de lo que se escribe, piensa y debate en congresos, jornadas, ferias, ámbitos educativos, organismos de promoción de la lectura, editoriales, escuelas, ciber espacios....
Aunque no podamos ignorar que detrás de todo esto que se "cocina" hay intereses poderosos que apenas sospechamos...
Aunque algunos autores (como Cassany) sostienen que nunca se ha leído tanto y  en tantos soportes, formatos y lenguajes, y de modo tan masivo como en la sociedad de la información y la comunicación que habitamos, con mayores o menores derechos de ciudadanía según la geografía que nos toque...
Aunque otros pensadores ven en ese fenómeno el triunfo de la tecnocracia impuesta por el Imperio y el sistema, con sus estrategias culturales de dominación... 
Aunque muchos docentes (sobre todo los docentes que leen poco) y la doxa se quejan de lo poco que leen sus alumnos y de su incapacidad de comprender textos...

Aunque mucha gente "consume" libros como consume cualquier otro producto (basta con ver lo que se genera en torno a la Feria del Libro de Buenos Aires)...
Aunque algunos escritores señalan que cada día se habla, se conversa menos con los amigos acerca de libros y escritores...
Aunque todo eso o parte de eso sea cierto...
Seguimos amando a los libros: a los que nunca se han escrito, a los que existen en nuestros olvidos, a los que formaron parte de bibliotecas extinguidas o imaginadas, a los que pasaron de mano en mano en nuestras cofradías adolescentes y juveniles, a los que nos iniciaron de una u otra manera;
a los libros perdidos en exilios, mudanzas, incendios, inundaciones, rupturas amorosas, extravíos, robos...
Y a todos los libros que nos esperan, como lectores o escritores, para salvarnos de la desesperanza, la enfermedad y la fealdad de la injusticia del mundo.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Oxímoron de conductores televisivos:

Oxímoron de conductores televisivos:

  • conductor   bueno y/o ingenuo.
  • neutralidad ideológica.
  • apoliticidad.
  • espontaneidad.
  • altruismo.



domingo, 18 de mayo de 2014

Nihil obstat o ¿quién nos excluye de los libros?


   "Uno, quiero escribir una novela. Dos, estoy sin un penique.
 Tres, tengo que conseguir un trabajo. Cuarto, el trabajo me impedirá escribir. 
No veo una solución. No existe ninguna." 

(Personaje del escritor Tom Haley, en McEwan, Ian, Operación dulce, Anagrama 2013. Regalo de Z.)



Nihil obstat resume la expresión latina nihil obstat quominus imprimatur ("no existe impedimento para que sea impresa") con la cual la Iglesia católica controlaba los permisos para imprimir libros entre el siglo XVI y el XX .


Con esta misma base doctrinaria, que espontáneamente rechazamos como buenos hijos que somos del paradigma y la hegemonía de la Modernidad liberal (sin recordar a veces las sombras de sus luces), la Iglesia romana también instituyó el Index Librorum Prohibitorum. Allí incluyó en sus listas negras a Descartes, Copérnico, La Fontaine, Montesquieu, Spinoza, Kant y etcétera largo. Vigente hasta 1944, se lo dejó de lado en 1966 bajo la influencia del Concilio Vaticano II (Gubern, 2010:52).*
Sin ánimo de provocar, sin olvidar que detrás de cada medida del poder eclesial de esos siglos hubo mucho dolor, muerte, sangre, vidas diezmadas, conocimiento censurado o mutilado, injusticias...Pensaba que aún así las ideas de la Ilustración lograron imponerse. Occidente conoce mucho más las obras de los prohibidos que las de los aceptados o promovidos por la Iglesia. De hecho, la mayoría de los discursos de la Modernidad todavía están vigentes y el sistema educativo y de transmisión cultural se organiza, todavía, bajo ese paradigma en gran medida.
Me preguntaba si el Nihil obstat hoy impuesto globalmente por el Mercado en nombre de la libertad, no es acaso  mucho más censurador y cruel, o como escribió Rodolfo Alonso: "León Trotsky afirmó: 'El liberalismo fue, en la historia de Occidente, un poderoso movimiento contra las autoridades divinas y humanas, y con el ardor de la lucha revolucionaria enriqueció a la vez la civilización material y la espiritual`. Y no fue Domingo Cavallo, sino Adam Smith quien aclaró: 'Ninguna sociedad puede prosperar y ser feliz si en ella la mayor parte de los miembros es pobre y desdichada'.¨[...] ¿Es ése un punto de vista 'liberal'?, [Responde] uno de los últimos grandes humanistas europeos, un firme devoto de la mejor literatura: George Steiner, para quien: 'Hoy, la censura es el mercado'."(Ver más)
Los autores (de ensayo, poesía, narrativa, periodismo) que por una u otra razón no somos bendecidos por el establishment del Mercado, lo sabemos muy bien.
Hay quienes encuentran formas de encausar su escritura en instituciones educativas, la "Academia" tiene por supuesto también sus dispositivos de poder, reconocimiento y consagración, las liturgias necesarias en la construcción de los firmamentos de "consagrados", que a veces son meritorias y a veces producto de las modas esteticistas, necesidades comerciales y/o políticas, el azar o el oportunismo de la coyuntura. 
Editoriales artesanales, autoediciones, libros electrónicos de bajos costos de edición, editoriales independientes, blogs...Los aparatos digitales de la contemporaneidad 2.0 habilitaron soportes textuales más accesibles.

Circula la palabra, se escurre también, por dentro y por los bordes del sistema, con la vigilancia y los márgenes de libertad que nos permiten los gigantes de la información y la comunicación: Google, Facebook, Microsoft, Apple, y los que permanecen más escondidos que cualquier Papa que haya dictado Bulas y ex comuniones para prohibir los libros.

Cualquiera que pueda pagarse los estudios, o dedicarse a su formación sin tener que trabajar muchas horas en otra cosa (algo excepcional incluso en un país extraordinario al respecto como el nuestro, que ofrece a los ciudadanos estudios superiores gratuitos, inversión creciente en ciencias, amplia oferta de talleres, escritores muy talentosos y con todas las políticas de inclusión educativa de los últimos años); cualquiera que pertenezca a una familia con "contactos", a las élites intelectuales, científicas y académicas, podrá tarde o temprano publicar.
Por otro lado, detrás de muchos éxitos editoriales ha habido estrategias de "colonialismo" cultural o de inteligencia, como narra la novela Operación dulce (2013) de Ian Mc Ewan. La novela cuenta cómo durante la Guerra Fría el MI5, servicio de inteligencia y espionaje británico, compra escritores -muchas veces incluso sin el conocimiento de éstos-, o bien financia sus publicaciones mediante sellos editoriales de dudosas fundaciones de carácter falsamente altruista o dedicadas a promover la cultura, la lectura y la literatura.** Como ocurrió y ocurre también con las investigaciones científicas, por otro lado. Adaptando un poco lo que decía Chesterton acerca de la prensa, en su siempre vivo Hombre común (1936), podemos decir que la libertad de expresión está garantizada para cualquiera que pueda financiar la publicación de un libro.

La pertenencia a una determinada clase social y grupo de influencia operan en este campo, como en el resto del sistema de relaciones de poder, con sus reglas y la producción de escritura y editorial no escapa a éstas.

Por otro lado, los supertalentosos que ganan concursos, también, sin desestimar el factor "suerte" que influye en éstos (acceder a la información de éstos, la configuración del jurado, el tiempo disponible para escribir, los gastos de enviar originales a concursos, etcétera). Los concursos son hoy por hoy la forma de selección de autores publicables de la mayoría de las grandes editoriales.
Incluso hace unas décadas, cuando había otras lógicas y políticas editoriales en el mundo, muchos de los
Obra incluida en el  Index Librorum Prohibitorum
escritores que más admiramos, o que más venden, fueron rechazados por diversas editoriales (suele ejemplificarse con Borges, Dostoievski, Hemingway, Poe, Proust, Plath, Nabokov). Esto desde ya no significa que los rechazos sean sinónimos de calidad literaria o de investigación, pero dice bastante acerca de cómo funciona el sistema de publicaciones.

A fin de cuentas,  al menos en mi opinión, hay que escribir por deseo de escribir, porque es inevitable para algunos de nosotros, porque no sabemos no podemos vivir de otro modo.

Las excusas, los quebrantos, los contratiempos de los obstat -al menos, los ajenos a la escritura como deseo, lenguaje, técnica y medio de expresión-, merecen en todo caso otros (y serios) análisis y deberían ser un tema de preocupación para los estudios culturales, económicos y la Academia, por ejemplo, y un tema de ocupación para quienes se dedican a la militancia política, la gestión cultural y educativa y al diseño de políticas de Estado.
Porque al final, "Los que tienen el poder (aunque sea por poco tiempo) no saben nada de literatura, sólo les interesa el poder. Y yo puedo ser el payaso de mis lectores, si me da la real gana, pero nunca de los poderosos. Suena un poco melodramático. Suena a declaración de puta honrada. Pero, en fin, así es."(Roberto Bolaño, última entrevista)

Capítulo aparte, para una próxima reflexión, ¿y qué ocurre con los lectores?


* Gubern, Román, Metamorfosis de la escritura, Anagrama, Barcelona, 2010.
** Ver más en 

viernes, 16 de mayo de 2014

Chat

R. Magritte, Black magic, 1933-34
Hablan por el chat.
Ella promete, coquetea, seduce y él cae como un chorlito, come de su boca, aunque la metáfora que usa ella con "boca" es otra, menos metafórica y más guarra.

Apela, claro, a las imágenes y a los recuerdos.

Aunque al final la que cae es ella.

Cae, al pozo inmorfo de su deseo que es caótico, infinito, como si viajara en una nube que el viento atraviesa, transporta, mueve.

El de él,
en cambio,
acaba saciado cuando acaba.
Dice él: chau, hasta pronto.
Y ella arrastra la "uuuu" de su chau tipeado como si lo dijera, para prolongar ese simulacro de encuentro y no entregarse a la pequeña muerte.

sábado, 10 de mayo de 2014

Tres veces al amanecer y el río soy yo

"El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;..." 
(Jorge Luis Borges, "Nueva refutación del tiempo")*

La filosofía política está preocupada por el tema del espacio.

Desde Arendt a nuestros días, o más bien, si se quiere, desde los griegos a nosotros, la reflexión acerca del uso político del espacio, o del espacio como condición de las relaciones, y de las relaciones políticas en particular, son tópicos habituales.
El arte es impensable sin la dimensión espacial. Las artes plásticas, hijas según muchos de la arquitectura, de lo tectónico, son en el espacio. Y bueno, sabido es que en la música y en las artes escénicas, además, desde el círculo mágico de las primeras representaciones "teatrales", la dimensión del tiempo se agrega significativamente.

El tiempo es la otra gran coordenada humana.
Y no sólo para que Borges y los físicos bromeen.
La finitud, la vida y la muerte, la memoria, la percepción del pasado y del futuro, capacidades exclusivamente humanas (anticipar lo que no existe, imaginarlo, evocar lo que ha sido pero ya no es) son algo increíble con lo que nos acostumbramos a vivir y acerca de lo cual han reflexionado científicos, artistas, religiosos, locos, y hombres y mujeres comunes.
Nada nuevo.
Pero aún así, no podemos evitar seguir escribiendo, pensando, discutiendo acerca del espacio y el tiempo, que es algo así como discutir acerca de las relaciones (incluyendo el amor y el odio) y la vida y la muerte. Y es también hablar de la enfermedad, que siempre reduce de algún modo los espacios posibles de habitar, y fija límites al tiempo, a nuestro tiempo.

Como lo hace Alessandro Baricco en esta breve y atractiva novela. Porque, ¿qué pasaría si nos encontráramos, dos individuos, únicos, especiales, irrepetibles, tres veces al amanecer, pero en distintos tiempos?¿Qué pasaría si vos, hoy un adulto, hombre, lector, te encontraras con ella, niña, asustada, huérfana, huyendo? Y luego se volvieran a encontrar nuevamente, sin la apariencia de paridad de edades o situaciones o contextos que favorecen, al menos en principio, la afinidad y la conexión?
¿Somos siempre los mismos, cambiamos realmente a lo largo de de la vida, nos modifican en lo esencial las experiencias?
Tres veces al amanecer es una novela corta de Alejandro Baricco que nace de otra: producto de una ficción, de pronto cobra forma de libro, ya que en una de las páginas de Mr Gwyn se hablaba de esta obra atribuida a un apócrifo autor angloindio, Akash Narayan.
"Dos desconocidos, un hombre y una mujer, se encuentran tres veces en el vestíbulo de un hotel, poco antes del amanecer. Cada encuentro es único, y primero, y último: aunque se trate de los mismos personajes, sus destinos se cruzan en tres momentos distintos de sus vidas. Son dos adultos, primero; luego, un anciano portero de noche y una adolescente; finalmente, un chico y una policía ya madura, según una lógica temporal que no es la que se manifiesta en nuestra rígida realidad, sino que sólo resulta viable en la privilegiada mecánica de la ficción. Cada encuentro exigirá de ellos una elección cuyas repercusiones conformarán el resto de sus vidas." sostiene la reseña oficial de su editorial, Anagrama.
Alguien acaba de escribirme (un mensaje) para pedirme que escriba un artículo sobre un amigo que ha muerto. Ese amigo era además, un maestro, un jefe, un compañero, un lector, y un lector de este blog incluso.
En mi último cumpleaños, además de hacerme una gran broma como era su costumbre con un regalo absurdo, me regaló una novela de Pamuk que por razones que no logro explicarme, o más bien sí, no puedo leer todavía.Pero me dijo: estaba entre ésta y una de Baricco, que me encanta. A mi también, le digo. Puso cara de consternado, ¿hubieras preferido la de Baricco? Me preguntó. No, me apresuré a medias mentirle. No porque no me guste Pamuk, sino porque andaba en un momento "bariccoso".Así fue.
Leo ahora esta novela de Baricco, hace unos meses que J, mi amigo, ya no está, y me preguntaba si de algún modo no tuvimos, él y yo, una relación de esa naturaleza, a lo largo de casi tres décadas, en donde nos encontramos siendo nosotros en distintas variantes, afectándonos profundamente casi sin notarlo.
Y también me pregunto si nos quedará pendiente otro encuentro, en otro amanecer, en que él me cuente que leyó "eso sobre la novela de Baricco que escribiste un día, cuando yo estaba muerto..." por ejemplo.



* Borges, Jorge L, "Nueva refutación del tiempo", en Otras Inquisiciones, 1952.