domingo, 27 de diciembre de 2015

"Pefiero los milagros a los bacilos"

 "Si hay que creer en algo que no se ve, prefiero los milagros a los bacilos". (K. Krauss)



Hace 77 años Orson Wells demostró hasta qué punto los medios pueden construir "realidades", apelando a la imaginación del público. Cientos de teorías de la comunicación, intelectuales e investigadores lo han explicado y se han hecho preguntas y elaborado hipótesis al respecto, desde el campo del lenguaje, de la comiencen, la educación, el psicoanálisis, la política, los estudios culturales, el análisis del discurso. Aún así, es asombroso cómo seguimos dejándonos engañar por las manipulaciones mediáticas que han hecho posibles, por caso, que el país más violento del planeta invadiera Iraq con la excusa de que había armas químicas, que jamás fuero encontradas, y el mundo no sólo lo toleró, sino que no pidió explicaciones.

Según el Ministerio de Salud iraquí, esa invasión causó 151,000 muertes violentas de 400,000 muertes debido a la guerra;otras fuentes mencionan: 601,027 muertes violentas de 654,965 (a junio de 2006, Encuesta Lancet; y 1,033,000 muertes violentas como consecuencia del conflicto (agosto 2007, Opinion Research Business.*
Una explicación básica, es que todos/as en alguna medida tenemos (por nuestras matrices culturales y habitus), explicaciones previas de cómo comprendemos el mundo, verdad de Perogrullo que a veces conviene repetir. y aunque hay quienes, ingenuamente, se sostienen en un discurso que pretende ser racional, nuestra interpretación de lo que nos rodea es condicionada por los sentimientos, los sentidos, el modo en que se estructura nuestra psiquis.
Mirar, ver, pensar, son acciones siempre cargadas de subjetividad.
Negamos lo que nos causa dolor.
Ayer recodábamos en una charla familiar cómo hay quienes todavía, en Argentina, sostienen que los desaparecidos están vivos y paseando por Europa, y no hay cuerpos, evidencias, ciencia, leyes, que los hagan cambiar de opinión.
Son creencias arraigadas y profundas.
A veces, montado en un discurso positivismo y racionalista, hay quienes se burlan de la credulidad o ingenuidad de las religiones, y sin embargo creen en el capitalismo y el discurso mediático con un fanatismo que supera al de muchos fanáticos de (otras) religiones.Es por eso que muchos publicistas han utilizado para crear a sus candidatos políticos como productos de consumo, porque saben que muchas personas no se sienten ciudadanos, sin consumidores y desean comprar ilusiones.





Un proyecto político o candidato realista, es alguien imperfecto, que siempre satisface parcialmente, y que en algunos aspectos va a defraudarnos, porque es humano, porque los dispositivos del poder y la política implican el conflicto de intereses. y porque una identidad política colectiva implica articular demandas muy diversas, de modo que siempre habrá satisfacciones limitadas. Y no nos devolverán el dinero, como si fuese una licuadora fallada, somos responsables de lo que elegimos, desde ya. ¡Herida narcisista para quienes desean permanecer en una eterna adolescencia y encontrar el ideal! Yo yo yo yo, a mí, a mí, no me gusta cómo habla, no me gusta el pelo, no me gusta..¿Y es que acaso eso importa?
Lo explicaron los griegos, toda la tradición filosófica occidental, los chinos, Shackespeare, Kant, Spinoza, Marx, Freud, el arte en general y aun así, hay quien se resiste a admitirlo. Aunque el mundo viva en guerra y los seres humanos nos la pasemos destruyéndonos entre nosotros...
Nos venden candidatos como nos venden productos bancarios: nos prometen con eslóganes mundos armoniosos, felices, alegres. Ninguna experiencia humana individual o colectiva puede alojarse en esos mundos de fantasía....Lo sabemos, pero compramos. La pastilla para adelgazar mágica, el candidato que resolverá todo en paz y armonía...¿Cómo todo? Si sabemos que para que unos sean felices, supongamos, y tengan mejores salarios, otros deberían renunciar a ganar tanto? ¿Cómo todos, si hay una parte de la sociedad que cree que los responsables civiles de la dictadura deberían ser juzgados y otros que los consideran empresarios o funcionarios respetables y necesarios? ¿Cómo todos, si hay quienes creen que los procesos de selección y concursos de los jueces deberían ser públicos y con participación popular, y quienes consideran que hay que sostener un statu quo de origen decimonónico? ¿Cómo todos, si hay quienes creen que la retirada del Estado de ciertas funciones permite que el mercado en toda su avidez avance sobre los derechos ciudadanos? ¿Cómo todos, si algunos creemos que está muy mal que un Presidente- sea cual sea su signo político- no tome medidas inmediatas desde el Estado para asistir y hacerse presente cuando hay una catástrofe (climática, accidental, etcétera), y sostener políticas de inclusión y desarrollo financiadas con los impuestos de los más ricos?...En lugar de estas discusiones políticas, los debates se reducen a acusaciones y agresiones, a ironías y cinismos, a apelaciones a lo más ruin que hay en cada uno de nosotros. Es parte de la lógica de la sociedad del espectáculo ver quién le "gana" a quien una disputa en las redes sociales, exhibiciones narcisistas que no parecen contribuir a conrtsuir ideas...O tal vez sí, no lo sé.
Hay discursos hegemónicos muy eficaces, como el de la publicidad, que apelan a estos sentimientos y mecanismos empáticos. Vaya novedad.
Es como la gente que cree en la superioridad de ciertas razas. Están tan convencidos de eso que es imposible que alojen una duda, un argumento contrario. O que creen que la genética determina el destino de un sujeto. Uno creería que esos paradigmas ya habían superados, que es un pensamiento realmente racista, nazi, pero no. Lo creen. Como quienes están convencidos de la justicia de la pena de muerte. Su matriz cultural es tan dogmática, fanática, podemos decir, que no habrá argumento ni sentimiento que atraviese esa certeza.
La gente así de dogmática con frecuencia le atribuye el dogmatismo/fanatismo (que se hace equivalente en algunos discursos al "populismo" y otros "ismos", mezclando Biblias y calefones en un revuelto confuso) al otro, al discurso del otro.
El pensamiento crítico supone permitirse dudar, no quedarse con una versión de los hechos, poner en sospecha las propias certezas. Es arduo, trabajoso, puede implicar dolor y desilusiones.
Hay quien prefiere seguir ilusionado.
Gente buena, decente, bien intencionada, pero que no está dispuesta afrontar la pavorosa caída del velo.






La muerte de Ofelia, de John Everett Millais, 1852


La desilusión implicaría la emergencia de nuevas interpretaciones muy dolorosas. Porque, como escribía Nietszche:
"El conocimiento mata la acción, es preciso para ésta el espejismo de la ilusión: esto es lo que nos enseña
Hamlet ciertamente no es ésta la sabiduría de Hans el Soñador, que, por exceso de reflexión y como por un exceso de posibilidades, no puede ya obrar; no es la reflexión, no: es el verdadero conocimiento, la visión de la horrible verdad. Bajo la influencia de la verdad contemplada, el hombre no percibe ya por todas partes más que lo horrible y absurdo de la existencia [...] Y en este peligro inminente de la voluntad, el arte avanza entonces como un dios salvador que trae el bálsamo saludable: él solo tiene el poder de trasmutar ese hastío de lo que hay de horrible y absurdo en la existencia, en imágenes que ayudan a soportar la vida. Estas imágenes son lo sublime, en el que el arte doma y sojuzga a lo horrible y lo cómico, con el que el arte nos libra de la repulsión de lo absurdo."**



* Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_Irak
** Nietzsche, F, El origen de la tragedia, Espasa Calpe, Madrid, 2007, págs. 81-82.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Cerdos y peces. Buena fortuna. "Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos"


 “La propia verdad. Cerdos y peces. Buena fortuna. Será provechoso cruzar la gran corriente. La perseverancia es conveniente”. (hexagrama 61, Chung Fu/La verdad interior.Trigramas:
Superior: Sun Lo Suave, Viento. Inferior: Tui Lo Gozoso, Lago.Libro de las Mutaciones)

"El crimen es un componente de la historia, y no su tema principal. Para la víctima, en cambio, el crimen es la historia misma." (Timothy Snyder, Cartas de la Werhmacht)*

El universo es una falsificación, una ilusión, y los seres humanos vivimos nuestras vidas entregados a esa ilusión que se nos impone para que no nos revelemos contra el poder. Esta es una idea recurrente en la obra de Philip K. Dick, es parte de su Idus Kosmos, una idea de la cual la ciencia ficción se ha nutrido durante décadas. Una idea que está emparentada con tradiciones esotéricas, con Platón (y su caverna), con el Tao, desde ya, y aparece en El hombre en el castillo (The Man in the High Castle, 1962), quizá la obra más" prestigiosa" de este genio, devenida en clásico desde su aparición en los 60.
La novela es una "ucronía": es decir, propone un relato en un tiempo que podría haber sido, o que podría llear a ser, si el pasado hubiera sido diferente. Si los Aliados hubieran perdido la Segunda Guerra y Alemania y Japón triunfantes se hubieran repartido el mundo. EEUU dividido entre ambos imperios y con una zona neutral es el escenario donde se desarrolla la trama, que incluye la disputa entre ambos imperios totalitarios, las internas en cada Gobierno entre quienes apuestan a mantener cierto equilibrio (una suerte de Guerra Fría)  y quienes siempre ambicionan más. 
Los nazis han convertido a África en un laboratorio de experimentación tan siniestro que ni siquiera Dick describe, sólo insinúa. Pero no hace falta más, el lector ya conoce hasta dónde fueron capaces de llegar no sólo en los campos de exterminio, sino antes, en los asilos para enfermos mentales; lo que hicieron con cualquier disidente de la norma, incluyendo por supuesto comunistas, judíos, homosexuales...
Cualquiera que pudiera poner en duda la ficción espectacular montada por los grandes arquitectos (en sentido literal, como Speer,  y metafórico, como Leni Riefenstahl) del Reich,  los Durán Barba de entonces: grandes montadores de ficciones y espectáculos.
Y la historia y el destino de los personajes de la obra, (tanto en la ficción como en la realidad, de acuerdo a la biografía de Carrére sobre PKD,Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos), avanza de acuerdo a los consejos del Oráculo, el Libro de las Mutaciones, el I Ching, que los japoneses han tomado de los chinos y que los estadounidenses que viven bajo el Imperio de las Islas, han adoptado también.
Es el mundo que habitan lo personajes: Nobusuke Tagomi, funcionario del Ministerio de Comercio japonés en EEUU, encargado de coordinar grandes misiones comerciales y devoto del Oráculo, un hombre que intenta comprender el mal que lo rodea y del cual participa, un alma que sospecha sin atreverse, que algo no está bien en ese supuesto universo, alguien a quien su conciencia le pone límites;  Robert Childan, comerciante de antigüedades, sumiso al poder japonés, ávido de dinero pero de algo más también, eso que supone que existe, eso que es como u n recuerdo olvidado que emerge en las artesanías norteamericanas que le vende a los ejecutivos exitosos de las empresas japonesas y sus bellas esposas....Eso que él alguna vez conoció antes de la derrota...la vida. Es lo que le pasa también a Frank Frink y su ex esposa Juliana. Judío él, llena de una especie de locura, ella, que la impele a viajar, a buscar alguna verdad diferente. La locura de Juliana es el deseo de no conformarse con esa vida infértil y deprimente, es la intuición de que eso no puede ser todo lo que exista, ese mundo sin democracia, donde los ricos gobiernan el mundo a través de sus lacayos militares, donde cualquier trangresión será reprimida,y, sobre todo, invisibilizada....Es algo que afecta también al espía nazi que trata de impedir las consecuencias bélicas de la muerte de quien sucedió a Hitler, Bormann, que podrían implicar que estalle una interna entre los nazis,  que desemboque en una nueva guerra. Sabe que los nazis en apariencia más brutales y sanguinarios harán menos daño  que el sector aparentemente más civilizado, que en verdad es el más destructor, cruel y desaforado: el de los empresarios, para quienes todo es cuestión de costo/beneficio, y que no dudan en ganar dinero mediante la explotación de esclavos en varios continentes.
Un hilo conductor de estas líneas de la trama es, además del I Ching, otro libro en la propia ficción:  La langosta se ha posado, de un escritor misterioso llamado Abendsen. Se trata de un texto semi clandestino, prohibido en los estados nazis pero que circula en los territorios neutrales y se tolera en el japonés, y que, obviamente altera las subjetividades de los lectores. Entre ellos,  de los protagonistas masculinos y de la heroína, Juliana.Bella, descendiente de españoles, algo tocada, es decir, no muy obediente de las normas, luego de separarse de su marido Frank Frinck (Fink, en realidad, judío que ha logrado zafar y vive en la zona japonesa). El libro está despertando alguna clase de conciencia "peligrosa" para los poderes, los lectores parecen mutar al leerlo, hacerse algunas preguntas, entrar en un estado de sospecha. Su autor,  Abendsen, permanece, según el rumor, encerrado en una especie de fortaleza o castillo, rodeado de medidas de seguridad, para evitar ser asesinado por la SD, la policía nazi.
Philp K. Dick, Ilustración de Ariel Tancredi.
Obsesionada con La langosta se ha posado y guiándose por su intuición y por el I Ching, Juliana se propone viajar hasta el búnker de Abendsen. En el trayecto, concoerá a Joe Cinnadella, un atractivo veterano italiano, que peleó para su país, como aliado de Alemania y Japón. Si bien él parece ocultar algo, ella no puede evitar sentirse seducida por él. Mientras tanto, su ex intenta dedicarse a una nueva actividad, quizá más rentable pero también más subversiva que su trabajo en la fábrica de metales: probará diseñar joyas...Algo completamente disruptivo y considero decadente, y transgresor. Es un mundo donde el único arte estadounidense permitido es aquel e la época anterior a la Guerra, es decir, aquel que ya no vive, no tiene potencia, no abre mundos.
Es un mundo opresivo, es un mundo donde es imposible vivir, como diría  Marina Tsvetaieva... 
Hay quien para tomar un poco de oxígeno, para dar una brazada que permita atravesar esa corriente en contra que nos rodea, escribe una novela; hay quien no se resigna a la no vida, a la ficción que han montado para hacernos creer que no hay alternativas, que sólo queda someterse a la derrota y no luchar para vivir con libertad, y estudia una disciplina como el judo y viaja; hay quien se pone a diseñar sus propias piezas de orfebrería, joyas que quizá lleguen a las manos de un funcionario japonés. Un funcionario que aún siente respeto por la dimensión humana de la vida, que sospecha que el poder (yo diría, hoy, del Mercado, con mayúscula) sólo destruye y mata, un hombre que entienda la política como una responsabilidad y que, como parte de uno de esos sofisticados rituales de cortesía de su cultura, puede terminar interviniendo en el encuentro entre dos representantes de sus imperios, camuflados en reuniones ultra secretas, que incluyen atentados, armas y filosofía, política y tratados comerciales en defensa de lo auténtico, de lo que tiene wu, de lo que podríamos hoy llamar industria o cultura nacional, invisibilizada y destruida por la fabricación de productos en serie que los alemanes (en este caso) imponen al mundo mediante la exportación.
  ¿No hay acaso en El hombre en el castillo una invitación a sospechar, como nos pasa a muchos seres humanos , que lo que parece real no es más que la construcción/ficción que nos imponen para someternos, para que creamos que este mundo horrible es lo único que existe, lo único posible? 


Notas:


*Mountier, Marie (Comp.), Cartas de la Werhmacht, Crítica, Paidós, Buenos Aires, 2015. prólogo de Timothy Snyder.


Muy recomendables: la biografía sobre PKD Idus Kosmos, de Pablo Capanna, la mencionada de Carrére y la serie homónima inspirada en esta novela, de Amazon.
 

sábado, 19 de diciembre de 2015

Vivir, pensar, danzar. Una bailarina argentina, de Diana Rogovsky

"Con frecuencia pienso que lo que en verdad necesitamos, lo que en verdad deseamos, al menos en mi caso, los coreógrafos es que las obras sean vistas. Pero, ¿por quiénes?" *
Esta es una de las numerosas preguntas que propone Una bailarina argentina, un relato ensayístico-biográfico de Diana Rogovsky. Artista y docente argentina, Diana es profundamente platense, sin que eso signifique que haya renunciado a tener, tanto en sus piezas como en su escritura, una perspectiva abierta, más allá de fronteras localistas. Será por aquello de "pinta tu aldea..."
Para que que las obras sean vistas...Y acá hay otra pista. Obras para ser vistas por otros....Otros que son ¿quiénes?Por lo pronto, diversos. Entonces, ¿cómo interesar a otro en la propia obra? ¿Cómo producir este encuentro con un público que no siempre está preparado para decodificar el lenguaje de la danza?
 Vivir, pensar, danzar, en este caso....resuena como una evocación del libro de Siri Husvedt** este texto, editado en La Plata por Malisia.
Diana prioriza siempre la vida: la matriz familiar, su matrimonio, la maternidad, las sociedades artísticas con colegas de la ciudad, son protagonistas del relato. También, por supuesto, un recorrido por los diversos trayectos formativos, institucionales, formales y alternativos a lo largo de las décadas, acompañados por un pensar este hacer y este sentir desde el campo intelectual y académico.
Todos/as estos compañeros/as de ruta están no sólo presentes en el texto, sino también en el reconocimiento de los agradecimientos.

Juliana Celle, Roxana Morales y Diana Rogovsky
2.
¿Por qué escribió este libro Diana?, me pregunté.
Ensayo a modo especulativo una posible explicación. Escribe, creo, para dar testimonio. Se trata de un textimonio (diría Leticia Carelli, neologizando mi más tradicional "testimonio"). Por aquello de que el lenguaje contiene mundos, el mundo del que testimonia Diana es un mundo que quizá ya no exista, pero que merece ser conocido y reconocido, no sólo para interpelando en la dimensión espacial desde la que se construye el campo de la danza, sino también en la temporal.
Hoy.
A pocos días de este acontecimiento político - en el sentido de aquello que irrumpe y tuerce el curso de la historia-, que ha sacudido la entraña de la Argentina, de fuerte impacto tsunámico en el campo cultural, educativo y político, el testimonio de Una bailarina argentina nos convoca, como un acontecimiento paralelo, en el campo artístico-cultural. 
No se trata de un libro para expertos o especialistas, no es (sólo) para baiarines/as, coreógrafos, músicos o artistas de la escena. Para nada. Muy por el contrario, el libro recorre desde una posición que se asume como subjetiva ("una bailarina argentina", esta, no cualquier otra), pero también una bailarina situada, ubicada en un contexto, hija de los 70, que crece y se forma en los 80, con el regreso de la democracia y la voracidad y el deseo de construir mundos.
[Una etapa que de algún modo acaba de terminar, con este triunfo político de una alianza de derecha que llega electoralmente al Gobierno (el poder siempre lo han tenido).]

Diana propone claves. Primero la vida, siempre la vida, y no (no sólo) un relato inerte acerca de técnicas, espacios formativos, historias de grupos de artistas platenses que trascendieron o no la dimensión del éxito" . eso también esta, el que quiera buscar ese costado más frívolo no saldrá decepcionado de la lectura.
Su carrera, como la de muchos de nosotros, su personal búsqueda de un lenguaje artístico capaz de hacer obra, de tomar una posición y hacer nacer lo que no existía, con los elementos comunicacionales del discurso de la danza, se inicia en los 80.
Transita junto a la pasión por la lectura, la escritura de poesía, el estudio de disciplinas como la acupuntura y el yoga, y el paso por la universidad y otras instituciones educativas de nivel Superior. También hay una elección por buscar buenos maestro, allí donde estén, y estudia en Buenos Aires, en espacios que, por una u otra raz´n, ya no existen más. Sobre estos finales algo abruptos de espacios y proyectos artístico pedagógicos, sin nostalgia pero sin evasivas, también reflexiona el ensayo.
Leticia Carelli, en El espacio-Malisia

3.
Miramos, recorremos los ochenta. Los años de la secundaria en el Liceo "Víctor Mercante" de la UNLP. El despertar de la vocación política.La ciudad en ebullición. La primavera alfonsinista. La familia partida, quebrada, sin un mango y sin un orden, apenas puede alojar este hambre, este deso de crear.  
Hay un antecedente protector, la "escuelita", donde bebimos, y comimos, y cultivamos el respeto por el otro, una educación fundada en el reconocimiento, potenciadora de universos vocabulares donde todos y todas tienen valor. Entonces, ahí , en ese primer rescate Diana se referencia,. Por más adversidades que  traiga la adolescencia, esta matriz es esperanzadora. Hay una potencia, es posible estudiar danzas, y es posible hacer obra.
La Plata bulle.
Los jóvenes nos empezamos a apropiar de los espacios públicos. Nuestros amigos (comunes) tiene bandas de rock, de jazz, estudian teatro, cine, clown , Bellas Artes, militan (mos) en política, en los barrios, con los pibes. Hacemos. Trabajamos de mozas en un bar, en otro. 
De la nada, no, pero partimos de muy poco.
Venimos de una generación eliminada.
Nuestros mayores están perdidos, partidos, quebrados.
Los apenas más grandes la buscan más por le lado político partidario y nosotros por el campo cultural, el arte y los derechos humanos.

"Fierro", Diana Rogovsky, obra de 2012
"Nuda", 2005

 4.
"Cómeme, bébeme", 2002.
¿Por qué escribe este testimonio Diana?
Hay una vacancia (Ro dice en lenguaje psi, hay una falta, hay un vacío). 
Escribe para legitimar el campo de la danza.
Escribe porque es una tarea, porque es parte de nuestra tarea también como educadores, como trabajadores de la cultura.
Contarles a los otros que hay que hacer un recorrido propio, que hay que tomar riesgos, sostener el deseo, formarse, estudiar. Trabajar mucho. Trabajar con otros, Pensar con otros, Producir con otros. Reclamar al Estado el lugar que el Estado nunca había tenido para nuestra generación, y tuvo por doce años. Reclamarle si se retira. Decirle a los estudiantes, a los jóvenes,  que hay que intentarlo y no dejar de intentarlo, que no se puede renunciar de antemano. Habrá un precio a pagar, habrá un sufrimiento, posiblemente, pero en el sentido romántico, en un sentido humano, en un sentido del precio que se paga por elegir, tal vez.
Diana no se queda en Buenos Aires, aunque a lo largo de los años recibe becas, gana concursos, monta obras en teatros porteños. Aunque La Plata mirar, y siga mirando a su espejada Gran Metrópoli como en un espejo que agranda su falta, un espejo que casi siempre la ignora y le da la espalda.
Diana lucha. Sigue adelante. Va encarnando el saber del hacer. Aprende que si bien producir, auto gestionar, siempre es en términos de Creso,  a pérdida, conlleva otra ganancia.
Aunque se pueda caer en las redes de los que en todas partes, se sirven del trabajo y las ideas de otros/as.
En esa praxis, en eses hacer, hay un saber, un saber producto, un saber no acreditado, un saber que  es discurso significativo, que configura sentidos estético-polítcios, éticos.
Hacer grupo y hacer colectivo.
Diana cuenta las distintas experiencias formativas, los maestros que buscó (y muchas veces encontró) en la danza, en la música, en el pensamiento, tanto en Buenos Aires como en La plata, y los saberes de aprender con sus pares, en los distintos colectivos artísticos que integró, desde los largos años con La Marea hasta la actualidad.
¿Por qué leer este libro?
Además de lo ya acá dicho, creo que este libro puede ayudar mucho a quienes están comenzando una carrera en el campo artístico, desde ya en la danza, pero también en cualquier arte escénica, la música, y otros lenguajes. 
La palabra escrita, el testimonio, también es parte de la tarea del artista que piensa, del hacedor que es capaz de distanciarse de su misimidad, y reflexionar acerca de lo que ha hecho, de cómo lo ha hecho, con quienes lo ha hecho, para quienes lo ha hecho.
Abre una puerta al futuro en este recorrido del pasado/presente, recupera la memoria siempre hecha también de olvidos, para que no nos dejemos vencer por la adversidad del momento.
Hoy más que nunca, aunque quieran que sintamos que habitamos tierra arrasada e infértil, los artistas lo desmienten con su obra, y con la palabra que comunica en un nuevo lenguaje.
El ensayo de Diana, su vida, su obra, nos recuerdan que:
"Todos los movimientos del ser humano surgen de la necesidad de atacar o defenderse. Esa es su causa y su estímulo básico e instintivo, aunque olvidado la mayor parte del tiempo [...] Todo artista que quiera pintar [danzar, digo yo en este caso] lo que yo pintado, no tiene más remedio que reflejar una acción que es un conjunto de [...] muchos movimientos, y ese movimiento concentrado acaba inevitablemente por delatar la impronta de su verdadero origen, el ataque y la defensa, la ira y el miedo."**



* Rogovsky, Diana, Una bailarina Argentina, Malisia, Francisco Magallanes, La Plata, 2015, pág. 88. Presentado el 18/11/2015 en El Espacio, diag. 78 esq. 6, La Plata, por Roxana Morales, Juliana Celle y Cintia Rogovsky. Con espectáculo musical y canciones a cargo de Leticia Carelli.
* ** Ivo Andric, Conversación con Goya, citado por Husvedt, Siri, Vivir, pensar, mirar, Anagrama, Buenos Aires, 2013, pág.356)

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Es propicia la perseverancia

 "El mayor triunfo del Diablo es habernos convencido de que no existe".
 (Giovanni Papini El Diablo)

El hecho de que él pudiera gozar en medio de aquella definitiva devastación, en medio de esa inapelable renuncia al amor por el otro, la caridad, le abrió un abismo en la línea de tiempo. Que es también la del espacio.
Como si el Libro de las Mutaciones macara el final, sin ninguna línea mutante.
De este lado, nosotros con nuestra devastación, con los amenazados, con los vulnerados, con los violentados, como siempre.
Ustedes, allá, en su planeta de altos consumos y preocupaciones configuradas por el Amo $ en sus diversas versiones.
Durante un breve momento, un instante efímero de más de un década, creímos que podíamos ser felices todos, ustedes con sus prvilegios de clase casi intactos, y el resto, con un poco de goce repartido. Nosotros no queríamos tanto, pero ustedes no se conforman sino tiene todo.
Y bueno. Acá estamos de nuevo en un hexagrama estructurante: el Antagonismo.
No lo inventamos ahora, ni nosotros, ni siquiera el marxismo.
Los chinos lo vienen analizando desde hace milenios.
Tal vez por eso sean la potencia mas futurable de todas.
Comprender cómo funcionan tus antagonistas te ayuda a conocerte a vos mismos, sin duda.
De los errores se aprende y se vuelve.
Hay que procurar abrir todos los sentidos al mundo, a los discursos y las voces, las señales, hay que valerse del saber de los artistas intelectuales y no sólo de los mentistas.
Es propicia la perseverancia.
El amor trae ventura.
Los mercaderes en el Templo sólo creen en odiar y estafar. Por lo tanto, esa línea se ha roto ya no hay puentes, porque él ha cruzado del lado de los predadores: aguiluchos, buitres, cuervos.
Y nosotros hemos quedado del lado de las presas. Todo lo demás es casi anecdótico y, lo dice el sabio I Ching: "los pájaros de la misma especie se agrupan porque comparten un trasfondo.
común."
Puede que los contrarios se atraigan, pero aun así,  cualquier presa sabe que de los predadores hay que defenderse: o luchar, o huir, como todos los mamíferos.
Nuestro amor no reducirá el dolor, pero lo volverá cada día más soportable, hasta que un día aprendamos de él.
Y su odio terminará por arruinarles el festín de gula, avaricia, lujuria, la pereza, la ira y la envidia.
Y aunque nosotros pagaremos cara la soberbia, 6 de 7 pecados capitales son suyos.
Es propicia la perseverancia. A la larga, trae ventura

martes, 1 de diciembre de 2015

Quién es el amo (Serie "Izarnos sobre las puntas de los pies" )


“—Cuando yo uso una palabra —dijo (Humpty Dumpty) en un tono bastante desdeñoso— significa lo que yo decido que signifique, ni más ni menos.
—La cuestión es —dijo Alicia— si usted puede hacer que las palabras signifiquen cosas tan diferentes
—La cuestión es —dijo Humpty Dumpty— saber quién es el amo, eso es todo”
(Lewis Carrol, Alicia a través del espejo)


1. Oh, mundo feliz
El hartazgo es agotador y se puede salir de él con una droga, un soma que calma angustia y propone un fantástico plan de evasión. El soma es propio del mundo feliz prometido, y el mundo feliz que inspiró a Huxley nos viene de Shackespeare:

¡Oh qué maravilla!
¡Cuántas criaturas bellas hay aquí!
¡Cuán bella es la humanidad! Oh mundo feliz,
en el que vive gente así.
(W. Shackespeare, La tempestad, Acto V, discurso de Miranda) 

Incluso, ante la evidencia de que los peores anuncios de esa supuesta campaña del miedo, representados en nombres de personas que son emblemas de injusticia social, represión, hambreo al pueblo, se han cumplido. En lugar de buscar, al menos, nombres nuevos para viejas políticas de ajuste, Cambiemos no cambia más y trae el pasado, en bloque, al presente de su gobierno. ¿Por qué haría algo tan contrario a lo prometido? Yo diría que porque puede.

2. Sí, podemos
Sí podemos, clama. Y la realidad demuestra que la premisa es correcta, al menos en este momento. Habrá que ver si es cierto, porque a mi me parece una maniobra arriesgada para quien no cuenta con una mayoría sólida, ni una base de legitimación popular estable.
 Al parecer, a los electores de esta mitad no les preocupa. ¿Pero es realmente como si dijeran "cambiar por cambiar", como en un video que circuló en las redes, aunque implique tomar soda cáustica y morir? No lo creo, al menos, no para la mayoría. Lo que me parece que ocurre es que su construcción(es) de sentido(s)  es(son) otra(s).




3. Modernicémonos, pero no tanto: The Winner Takes It All

Por eso, por ejemplo, el anuncio de Avelluto y Bullrich, anticipando que se eliminirá cualquier visión revisionista de la historia en los diseños curriculares,  que nos advierten sin eufemismos que habrá censura y que van a utilizar el aparato del Estado para tratar de imponer un discurso único, no les resulta inquietante a los votantes de Cambiemos. Es decir, ni los más acérrimos ultra k se hubieran atrevido a anunciar que toda una corriente histórica, propia de los  siglos XX y XXI, que toda una visión crítica, iba a ser eliminada como propuesta pedagógica. Algo tan temerario hubiera traído una reacción de repudio fenomenal.  Pero hoy, al menos por un momento,The Winner Takes It All.
Nosotros hemos hartado con la confrontación, el debate ideológico, el antagonismo. Ellos son más prácticos, han sabido leer ese hartazgo y directamente, expulsan cualquier divergencia: "la cuestión es saber quién es el amo."
Al hablar de "deskirchnerizar" -como están haciendo varios medios  y referentes de Cambiemos, los más fundamentalistas-es hacer una equivalencia ímplicita con desnazificiar y desestalinizar, cuando en verdad la operación es la contraria. ¿Acaso no se trata de eliminar toda huella, toda presencia, aroma, eco de un pensamiento alternativo (al de ellos), que por cierto, incluso después de 12 años de supuesta "dictadura K", no logró ser hegemónico, como lo demuestra el hecho de que el 51 % haya elegido otra cosa?
Justamente porque ha podido escuchar otros discursos siempre. 
Para querer parecer una alternativa política modernizantes, su comportamiento sugiere ideas y propuestas más bien antiguas. ¿Un posmodernismo que ya ha sido abandonado en casi todo el mundo, que le teme al uso de categorías marxistas para pensar los procesos? ¿Ideas de fin de la historia que estuvieron de moda hace 30 años y ya, creo yo, no permiten pensar muy poco al mundo y en el mundo contemporáneo?
Es interesante de todos modos que se proponga un espacio de modernización, si es que se trata de la visión humanista, democrática y pluralista del proyecto moderno incompleto aún, que incluiría además un capitalismo mucho más moderado y con mucha mayor presencia e intervención del Estado. 
Parecen bastante antiguas estas propuestas, anteriores incluso a la Reforma Universitaria (1918) que ya prevía la libertad de cátedra, para facilitar la circulación en la formación universitaria de diversidad de discursos.
Evidentemente estas lógicas no son las del votante de Cambiemos.
Nos hemos equivocado al pedirles que apliquen a su sistema de creencias nuestra lógica. 


*Por eso el anuncio de los futuros ministros de cultura y educación, Avelluto y Bullrich, anticipando que se eliminirá cualquier visión revisionista de la historia en los diseños curriculares, clausura la posibilidad de debatir y enriquecer las visiones de la historia. ¿Nos advierten de este modo que planean a utilizar el aparato del Estado para tratar de imponer un discurso único? -casualmente, aquello de lo que se acusaba al kirchnerismo. El revisionismo histórico permite revisar no sólo la complejidad de alguien tan fundamental como Sarmiento, en sus luces  y sombras, sino que aporta diversidad de interpretaciones a las lecturas de nuestra configuración como Nación. "Deskirchnerizar" es hacer una equivalencia ímplicita con desnazificiar y desestalinizar, cuando en verdad la operación es la contraria. Para ser modernos, creo yo, hay que propiciar y habilitar diversas visiones. Esto suena, al contrario, bastante antiguo, anterior incluso a la Reforma universitaria que ya prevía la libertad de cátedra, para facilitar la circulación en la formación universitaria de diversidad de discursos.